03. Transeúnte con identidad
La tormenta puede ser el alivio, Cerati y la pasión de las cosas por romperse.
(…) el caos va aclarándose. El movimiento, que va hacia arriba, mientras lo abismal desciende, encuentra finalmente una salida del peligro. La tensión de las fuerzas se descarga en tormenta y todas las cosas respiran con alivio.
Sobreabundan estos días en las pestañas del Chrome los análisis de todo tipo sobre el fenómeno electoral libertario. Creo que lo que nos toca, desde este costado new age y porteño de la esfera social, es pensar que, desde el odio y la bronca incubada ocho, cuatro, dos años atrás y descargado vía tweets o encarnado en guillotinas caseras, en atentados fallidos, se avanzó -quiérase o no- en un aluvión que materializó e institucionalizó todo ese odio y convirtió una serie de promesas en algo viable para casi una tercera parte del país. Esa fuerza antes dispersa y petardista, cobró una nueva identidad como sujeto político. Estoy con Cristián Ciminelli en que, si desde este nicho progre del cual formamos parte, estamos horrorizados o descontentos con todo lo que está pasando, lo mejor, antes de pretender evangelizar racionalmente (lo cual es casi un eufemismo encubierto para decir que quien votó a Milei es imbécil) es dialogar y encontrar puntos en común desde la empatía y hasta de la complicidad: básicamente si conocés a alguien que haya votado a Milei, invitalo a comer un asado.
Ya que pasó el natalicio de Gustavo, no quería dejar de seguir pensando un poco en él y en cómo su partida -que implicó la amargura de dejarnos sin nuevas músicas- marcó una intersección entre la partida de muchos otros grandes, y la emergencia de un nuevo ¿pop, rock? que empezó a dialogar mucho con la escuela de Virus, de Soda, entre otras.
Hay una suerte de camino del héroe, en la tradición del rock nacional, que es esa misión de convertirse en un fuera de serie, un irrepetible: Luca, Moura, Charly, me entienden… Creo que Gustavo no sólo lo logró, sino que se dio el lujo de no por eso limitarse a dejar de seguir soñando: empezar en el new wave, sofisticar el rock, incursionar en el shoegaze y la electrónica, volver al rock, son todos movimientos innecesarios, de los que un héroe podría claudicar mucho antes de tiempo. Lo que siento que sucede también con muchos héroes es que, al nombrarlos como tales, su posición se estabiliza y por ende desplazarse, con su obra, de lo que los hizo ser héroes resulta complicado: no sólo por el nivel de confort respecto a la propia identidad que eso pueda generar, sino también por cuestiones económicas y de business, imagino: siempre va a garpar seguir tocando los hits y se puede tranquilamente hacer una carrera con eso.
A lo largo de estos años, la obra de Gustavo y su figura siguieron resignificándose: no faltó la ‘‘vuelta’’ de Soda, la emergencia de bandas como Usted Señalemelo y Barco, el anuncio de una serie sobre su vida que luego fue desmentida, pero lo que a mí más me interesa: las entrevistas, muchas desconocidas, que circularon en las redes y luego devinieron memes. Mi favorita es esa en la cual, y en consonancia con este newsletter, le dice a un periodista que él en verdad es bastante vago y que se queda hasta tarde viendo películas.
Hay un consenso claro e indiscutible (interesante consenso) según el cual Charly y Spinetta son los mejores y el resto viene después… así como pasa con los Stones y los Beatles supongo. Pero la música que surge hoy, en líneas generales, se parece mucho más a la de Fito o a la de Calamaro, igual que afuera se parece mucho más a la de la Velvet y los Smiths, ponele… estamos hablando de rock/pop. Creo que la música de Gustavo, al igual que la de Virus, sigue ocupando un lugar bastante especial en este legado loco que es la escena indie: por inimitable se llega hacia ella mediante pequeños guiños. El advenimiento de una nueva escena alternativa rescata en la obra de Gustavo algo que solo había sido tomado antes por grupos de Casa del Puente Discos como Altocamet, que es este lado más sónico de Dynamo, y también un poco de Ocio, el proyecto electrónico de Gustavo con Flavio Etcheto. También, los guiños de Bandalos hacia un bolero pop, sumado a que son lo más dandy de nuestra escena, -o al menos los que mejor se visten- se acercan al manifiesto pop de Moura que fue Superficies de Placer.
Recomiendo fervientemente los rankings (siiiiii rankings!!!) que andan publicando los medios IndieWire y Paste de películas de los 80’s. Y lo que más me gusta es encontrarme en estas listas con la visión más sórdida y aún así llena de vida de la época (porque parece que queda poco tiempo y que hay que hacer cosas) que traen algunas películas de la década. Además de Repo Man, que vi con mi viejo hace poquito y que él entendió, entre otras cosas, como una alegoría al intento salir de la marginalidad, me vi hace muy poquito Streets of Fire, de 1984, del director de The Warriors. Mirá lo que era Willem Dafoe.
La película se compone de un tema medio cliché, ponele, que es el secuestro de una chica linda por parte de un villano -cuyo móvil es la pura crueldad- y el afán desinteresado de un chico lindo por arrasar con todo con tal de rescatarla. Los personajes se contrastan perfectamente. Ahora bien: la chica linda es aquí una rockstar interpretada por Diane Lane que vuelve a tocar a su pueblo natal y el villano es un Willem Dafoe vampiresco que tiene una secta de motoqueros a dos pueblos de distancia. La película es por momentos un musical y recuerda mucho a los concert-films de la época como Sign o’ the Times de Prince o de recursos como el de la aparición de Nick Cave en Las álas del deseo. El todos contra todos del que hablamos en el último newsletter muy predominante en las pelis de los 90, en Streets of Fire se percibe distinto. Ambos pueblos se presentan antitéticos (los dos tienen armas, obvio, aunque son más de facha): el uno todo bonachón y amable y el otro impregnado de camperas de cuero y motocicletas. Pero se respetan y respetan así los rituales por los cuales el enfrentamiento puede darse, hasta incluso dialogan con la policía local para mediarlo. Alerta spoiler la pasión de las cosas por romperse hace que una vez consumado el enfrentamiento y el rescate, todo se vuelva un sinsentido, el show se vuelve un sinfin de luces que no necesariamente iluminan nada.
Por último, lo que es importante es escuchar el disco que salió de Mailen Pankonin del cual Ima ya habló ayer en su Vueltas en la Cama. A Mailu la conocí cuando tenía 15 años e iba a visitar a la chica que me gustaba al Pelle: antes de encontrarla la cruzaba a Mailu que era compañera suya y nos saludábamos. Años después y de manera muy random, me pidió por chat si podía sacar para ella los acordes de una canción de Pacífico y que justo nos gustaba mucho a los dos, momentazo. Mailu artista suena para mí como una diosa de ese lugar de la noche que solos pocos conocen, donde se dan justamente esos pequeños delitos de la vida cotidian, ahí en donde muchos se hallan, por un par de horas, sin identidad. Hoy me di cuenta es una piña plagada de auto-consciencia respecto de esa fragilidad que implica andar con lo puesto y a merced de lo que carajo suceda, donde lo único que nos sostiene es el colchón mantra de sintes arpeggiadores, porque el resto parece que simplemente se va consumiendo.
¿Les va copando el newsletter? Cuenten. Perdón por demorarme en la entrega de hoy… me disculpo mucho siempre, me arrepiento de disculparme mucho… me vuelvo a disculpar.
“Ya limpiaste la casa
Ya limpiaste tu cuerpo
Ahora tienes el tiempo” GRACIAS TOTALES Gustavo A. Cerati♥️